Hace unos pocos meses, cuando cumplí años, decidí hacer una retrospectiva de mi vida. Lo bueno y lo malo, las victorias y las derrotas, los éxitos y fracasos, las alegrías y penas, la abundancia y la carencia, los cambios y la rutina, en fín todo aquello que hace parte de nuestras vidas.En algún momento recuerdo haber dicho lo siguiente: "...Es verdad, ya tengo 27 años, pero son 27 años vividos intensamente...". Esto, claro está, no es necesariamente bueno, ya que en los balances aparecieron bastantes cosas negativas, que con la poca sabiduria acumulada, identifico que no deberia haber acontecido, sin embargo, no podemos cambiar el pasado.
Me vino a la mente la frase de un personaje Bíblico que me inspiró en momentos difíciles, me refiero a Pablo, que enfrentó sin fin de dificultades, nunca se amilanó, y se preparó hasta los límites, llegó hasta donde fue posible llegar, se presentó delante del propio emperador. Es cierto, antes de seguir andando por las ramas, la frase proferida poco antes de morir "He peleado una buena batalla". Había llegado el fin de sus días, y este noble hombre, cansado mas lleno de ánimo, decrépito, mas con ímpetu de titán, evaluó su vida y concluyó "...una buena batalla..".
Sé que durante mi vida no llegaré ni a un décimo de lo que hizo Pablo, sin embargo, al final de mis días, me gustaría también decir "...He peleado una buena batalla...", y por qué no: "He vivido intensamente y he dado una buena batalla".
Lo que hacemos en el presente, determina nuestro destino en la eternidad, vivamos de acuerdo a lo que creemos, seamos fieles a nuestros principios, inquebrantables en nuestros fundamentos, un día nos encontraremos y diremos "Peleamos una buena batalla".
Que tengas una excelente semana, decide ahora de que lado de esta batalla estarás.
Dios te bendiga.
Moisés
